miércoles, 19 de diciembre de 2012

HA NACIDO UN BLOG

Por fín Ideable tiene ya un blog.
Quizá algunos de vosotros me hayais echado de menos aunque sólo sea un poquito. No, no he abandonado.
Cuando uno tiene poco tiempo lo que hace es priorizar, dedicar las horas a aquello que es más urgente o que en su escala de valores está por encima de otras cosas.
Y eso es lo que yo he hecho. Mi hermana Ana, mamá de cuatro preciosos niños, mis sobrinitos a quien yo quiero con locura, dió un cambio de rumbo a su vida cuando la crisis golpeó a nuestras puertas, e intentando salir a flote de la mejor manera posible montó un pequeño negocio que poco a poco va tirando hacia arriba, con mucho esfuerzo y muchas horas de trabajo, pocas horas de sueño y mucho sacrificio. Gracias a Dios, que nunca nos deja a la deriva, Ana se va haciendo un hueco en este mundo de los regalos.
Con mucho cariño le estoy ayudando en aquello que yo puedo y sé hacer y aquí está mi aportación, el blog de ideable.      www.elblogdeideable.blogspot.com


Espero que os guste y os pueda servir en algún momento de inspiración para pequeños detalles o regalos muy, pero que muy personales. Detrás de todo esto está una mujer luchadora y optimista que se aferró a Dios en los momentos de más incertidumbre para pedirle fuerzas y mucho ánimo. Aquí está el resultado.

¡ADELANTE HERMANA! TÚ PUEDES.

lunes, 19 de noviembre de 2012

REENCUENTRO.




Este fin de semana celebramos en mi colegio de Talavera, la Compañía de María, el 25 aniversario de nuestra promoción. No pensé que fuera a hacerme tanta ilusión volver a encontrarme con mis compañeras de curso.  Aún hoy estoy emocionada. Y es que, los años de colegio suelen ser años felices en los que la mayor preocupación se centra en nuestros estudios. Dejar el colegio, significaba hacerse mayor.   Un día entero de celebración, de recordar anécdotas, de volver atrás e imaginarnos con nuestros uniformes azules y camisa de rayitas sentadas en nuestros pupitres.  Como no podía ser de otra forma tuvimos misa de acción de gracias por todos estos años, y el himno de la Niña María sonó en el órgano mientras nos emocionamos al volver a cantar.  Hemos compartido día con antiguas profesoras y  religiosas y hemos tenido presentes a quienes desde el cielo estuvieron festejando con nosotros. Un día precioso.

Pilar.

viernes, 28 de septiembre de 2012

ANA FRANK.


                                                             



Después de un viaje a Amsterdam y tras visitar la casa de Ana Frank decidí leerme el diario que esta niña   escribió durante los dos años que vivió escondida de los alemanes. Impresiona su historia al leerla, su manera de expresar sus sentimientos, su naturalidad, sentido del humor y simpatía. Impresiona y mucho pisar el suelo que ella pisaba , y descubrir que aún siguen en las paredes del cuarto las fotografías que allí ella dejó pegadas.  Situarte en la historia, traer al presente lo que ocurrió en el  pasado.  Esta casa," la casa de atrás" como ella misma la llamaba puede ser visitada ahora convertida en museo. Su padre, el único superviviente de los que allí se escondieron publicó el diario de su hija para que pudiera darse a conocer al mundo.  Cuántas personas hoy en día se sienten atrapadas, privadas de su libertad, faltos de valor para enfrentarse a la vida, hundidos, sin luz, dejando que el último rescoldo de esperanza se enfríe. 
Ana Frank tiene mucho que enseñarnos. Su libro me hace despertar, me empuja a pensar en positivo, me redescubre el valor infinito que cada persona guarda en su interior. Me habla de luchas, de ilusiones, de deseos, de amor, de tristeza, de rebeldia, de ternura. Me habla de ideales,me habla de Dios. 
Una buena lectura, que puede ayudarnos a entrar en nuestro interior  para intentar sacar fuera lo mejor de nosotros mismos.  Lo recomiendo, especialmente para estos días de Otoño que el tiempo invita a quedarse en casa. 
Pilar
   

domingo, 20 de mayo de 2012

"Ajeno"



Largo se le hace el día a quien no ama
y él lo sabe. Y él oye ese tañido
corto y duro del cuerpo, su cascada
canción, siempre sonando a lejanía.
Cierra su puerta y queda bien cerrada;
sale y por un momento, sus rodillas
se le van  hacia el suelo. Pero el alba,
con peligrosa generosidad,
le refresca y le yergue. Está muy  clara
su calle, y la pasea con pie oscuro,
y cojea en seguida porque anda
sólo con su fatiga. Y dice aire:
palabras muertas con su boca viva.
Prisionero por no querer, abraza
su propia soledad. Y está seguro,
más seguro que nadie porque nada
poseerá; y él bien sabe que nunca
vivirá aquí, en la tierra. A quien no
ama,
¿cómo podemos conocer o cómo
perdonar? Dia largo y aún más larga
la noche. Mentirá al sacar la llave
Entrará. Y nunca habitará su casa.

   Claudio Rodríguez. (1934-1999)




domingo, 6 de mayo de 2012

PARA MAMÁ



Le regalo a mi mamá
una sonrisa de plata
que es lo que alumbra mi cara
cuando de noche me tapa.

Le regalo a mi mamá
una caperuza roja
por contarme tantas veces
el cuento que se me antoja.

Le regalo a mi mamá
una colonia fresquita
por no soltarme la mano
cuando me duele la tripa.

Le regalo a mi mamá
una armadura amarilla
que le proteja del monstruo
que espanta en mis pesadillas

Le regalo a mi mamá
el lenguaje de los duendes
por entender lo que digo
cuando nadie más lo entiende

Le regalo a mi mamá
una chistera de mago
en la que quepan mis besos
envueltos para regalo.


              Poesía recitada por Cristina para mamá.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Volar.



En la rama frondosa del olmo, despertando a la primavera, asoma su cabecita  desprovista casi de plumas un pequeño pajarillo. Volar por fin, es su sueño,  batir sus alas y alejarse,  dejando atrás un nido...vacío.  Volar y dar comienzo a una aventura, mientras una mirada atenta, en la distancia, sigue el vuelo.
No necesitan calor ya los polluelos, ni el alimento que la madre les consigue, volar, sentirse libre,  abrir caminos… ¡qué fácil!

¿Sabré yo hacerlo bien con mis “hijuelos”?

                                                                                             Pilar.


sábado, 28 de abril de 2012

Virus caprichoso.


Un virus caprichoso es responsable de nuestras vacaciones forzadas en el hospital. Afortunadamente la evolución es buena y si  Dios quiere volveremos prontito a casa. Los hospitales parecen llevar su  propio ritmo, se eternizan las horas en él. Salimos al pasillo deseosas de intercambiar alguna que otra palabrita con el enfermo de la habitación de al lado, pero son todos demasiado formales en esta planta, nadie pasea sus males por  los pasillos, salvo Beita, que se ha ganado el cariño de todo el personal.
 A través del cristal vemos la calle, mojada y tristona por el gris del cielo.  Hay movimiento de gente, coches que pasan, ambulancias que llegan… pero nosotras vivimos en una burbuja aislada de ruidos y prisas. Por la noche algún que otro llanto de niño nos hace recordar que no estamos en habitación de hotel aunque al día siguiente nos despierten sirviéndonos  el desayuno en  la cama. Claro está que ésta es la apreciación del acompañante sano, sin fiebre, ni dolores, ¡habría que preguntarle a Bea si pensó lo mismo cuando se vió rodeada esta mañana de batas blancas.  
Uno toma conciencia de lo que es tener salud o de lo que supone el no tenerla y aquello que hace dos días era tan importante y urgente, hoy ya no lo es tanto. Se ralentizan secuencias de nuestra vida mientras el resto sigue su curso, ajeno a todo.
Aprovecho esta "aparente inactividad" para observar y pensar en cuanto observo y mientras mi enfermita duerme, yo escribo, ocupando el tiempo, mirando el reloj, deseando volver pronto a casa y seguir, seguir de nuevo.
Por suerte, fue un parón sin importancia.

                                                                                              Pilar.




miércoles, 7 de marzo de 2012

DE DENTRO.



Un grito que te haga despertar, que te saque de este sueño profundo en el que parece que has caído.

 Una voz  fuerte que retumbe en tus oídos como un eco  insiste en ser escuchado.

Una mirada limpia y tierna que  te hable de cariño, comprensión y entendimiento.

Un abrazo mudo, al que le sobran las palabras.

Una sonrisa que sin decir lo dice todo.

Un corazón que ama, a pesar de no ser correspondido.

(me salió de dentro)
                                                                                             Pilar.




jueves, 23 de febrero de 2012

VOLVER


Nos metemos, a veces, en la rueda de las ocupaciones, de las tareas cotidianas, de lo ordinario, y vamos relegando a un segundo puesto aquello que no es prioritario, aunque querríamos, sin embargo, que sí lo fuera.

A menudo, pasamos por la vida de puntillas, sin que apenas se note nuestra presencia, pero no es humildad lo que esconde esa actitud, sino más bien, falta de entrega, de compromiso, de coherencia, de confianza, de esperanza tal vez.

Descansar, romper con el día a día es suficiente para caer en la cuenta y desear volver.

Aquí estoy, ya he vuelto.
                                        Pilar.

jueves, 19 de enero de 2012

RE-CORRIENDO CON EL TIEMPO



Parece que fue ayer cuando llegaba a la residencia de estudiantes de la calle Tutor para seguir con mis estudios en Madrid. 
Salir de casa, dejar a tus padres, lanzarte a la aventura de la gran ciudad… significaba un paso importante hacia  la responsabilidad.
De pronto uno, se encuentra inmerso en un mundo de ruidos, de emociones, de vivencias, donde nuevas amistades surgen sin buscarlas, donde los sentidos se abren a la par que uno  conoce nuevas cosas, donde se añora también, lo que queda atrás, el calor de la casa y los que en ella permanecen.
Parece que fue ayer cuando caminaba a paso rápido por la calle Princesa,  o cuando bajábamos al Parque del Oeste a respirar un poco de aire puro después de horas de encierro delante de los libros.
Parece que fue ayer cuando acepté ser la novia del que hoy en día es mi marido, en un Madrid lluvioso y frío de una tarde de Enero.
Parece que  fue ayer, parece… solo parece.
No nos da  “el tiempo”  opción a detenernos, ni enlentecer el paso y tomar un respiro.   Con marcha atlética avanza y con él nuestra historia sigue su ritmo. Curiosa esta manera de vivir, pegados siempre a un” tiempo” del que no podemos separarnos.
Disfrazado de ayer, de hoy o de mañana,  nos tiene prisioneros.

¡Cuánto vivido juntos.! ¡Cuánto recorrido! Pero no fue ayer, solo lo parece…

                                                                       Pilar.

lunes, 2 de enero de 2012

DE LA MANO...


De la mano, paseamos calle arriba.

Parece que  nos hubiéramos puesto de acuerdo en salir y nos hubiéramos lanzado a la calle todos a una.

Alguien insinuó lo conveniente de estirar las piernas y respirar aire fresco y hemos aceptado la propuesta con agrado.

Disfruto de mi conversación animada y mi paso acompasado a sus pasitos cortos. Caminamos, digo, de la mano, con cuidado de no soltarla y perderla de vista entre la multitud.

Con su media lengua me cuenta historias y pregunta con la curiosidad de un niño que quisiera saberlo todo. Desde su altura, descubre su pequeño mundo, y levanta su mirada hasta encontrarse con la mia.

Me pregunto cómo se verá la vida desde abajo, cómo debe sentirse uno entre las piernas de los adultos que te aprisionan al hacerse hueco en el ascensor y siento cierto agobio al intentar ponerme a su altura. La descubro sencilla y humilde  porque en su percepción  no existen miradas altaneras, porque depender de la ayuda de los demás no le acompleja, ni humilla.  Porque el mirar hacia arriba le hace crecer en deseos de llegar más alto y porque acepta su pequeñez, como algo suyo, como el arma que le hace saberse querida  y mimada.

En mi fuero interno desearía que los segundos duraran minutos y las horas se prolongaran y el tiempo se estirara como una goma elástica para así poder disfrutar más de la inocencia de los primeros años.

Ya no habrá un quinto.

Cuatro hijos, ésta es mi aportación, ¡no está mal!, aunque la decisión de no aumentar el número viniera algo forzada.

Ojalá existiera la posibilidad de tener siempre un pequeño en nuestras casas para que el espíritu jóven se mantuviese siempre vivo. Hay  quienes dicen que los hijos  rejuvenecen, yo, tanto, no diría, pero sí coincido en que vivir con niños pequeños le obliga a  uno a mantener la ilusión por hacerle descubrir el  mundo que tiene por delante.  Aún seguimos  con las tareas pendientes de enseñar a montar en bicicleta, lanzarnos sin  manguitos a la piscina y… (lo que peor llevamos) ver hasta la saciedad los animados dibujos de Bob esponja.


De la mano, paseamos calle abajo, de regreso a casa.

                    Pilar