miércoles, 27 de julio de 2011

EVOCANDO EL PASADO II


Cuando terminé de escribir me quedé pensando… queriendo reafirmarme en mi escrito. Lo lei varias veces por si algo de lo que había salido de mi puño y tecla no me convenciera en realidad... entonces...me vino Dios a la cabeza, no sé por qué,  supongo que  porque también El ocupaba un lugar importante en mi vida y me di cuenta que de todo lo que hay a mi alrededor y de todas las personas que han pasado por mi vida el Único que permanece aún inalterable  es El.

Por El no ha pasado el tiempo, se mantiene igual, tal como siempre le he imaginado. Si miro al frente, si cierro los ojos, si me dejo llevar por mis pensamientos... descubro esta realidad tan profunda y en la que no siempre quiero adentrarme.  

El paso de los años no le afecta, ni se oxida con la humedad del ambiente, no se pierden sus partículas por el azote del viento, ni desaparece tras romper contra una roca.  Me vió jugar en la orilla y conoció mis amores de verano, me siguió la pista, siguiendo mi rastro cada invierno y  aquí sigue, fiel a la cita de cada verano.

 Me busca entre los bañistas de la playa, en los que pasean cada mañana apenas sale el sol. Me busca, me busca hasta encontrarme.

Es El, el que antes de yo existir ya era, el que no se marchará nunca, el que será por siempre.

Me doy cuenta de lo efímera que puede ser la vida, de lo caduco de todo lo que nos rodea por mucho que parezca que lleva aquí toda la vida.

Me paro a pensar, y me hace bien, entre el sonido de las olas y el bullicio de la gente en la playa he podido escuchar…
Alguien me hablaba al corazón.
                                                                                             Pilar.

lunes, 25 de julio de 2011

EVOCANDO EL PASADO


Apenas nos daban las vacaciones en el colegio nos instalábamos en la playa sabiendo que teníamos dos meses por delante de sol y descanso. Pasábamos tiempo con los abuelos y algunas de mis primas. Recuerdo que la abuela cocinaba antes de ir a la playa y que mientras alguna de nosotras nos encargábamos de arreglar los cuartos y fregar bien el suelo de la terraza otras bajaban al súper a por el pan. A mí me gustaba fregar los platos después de comer, porque desde la ventana justo encima del fregadero veía el peregrinaje de la gente que volvía de la playa pasadas las tres de la tarde.

Mi abuelo pintaba al óleo y  solía dejar inmortalizado cada verano algún velero en altamar.

Mi hermano era el que mejor vivía, pues la abuela Carmen no le dejaba coger ni el palo de la escoba, lo de la igualdad de género no se había puesto aún de moda y durante algunos años tuvo el privilegio de ser el nieto entre muchas nietas.

Teníamos una organización perfecta. Por las tardes echábamos partidas de cartas.  Mari Carmen, la prima mayor,se ganó el apelativo de "la tonta el bote," ante la envidia de los demás que veíamos como su “bote” se llenaba de duros cada tarde sin poder el resto hacer nada por evitarlo.

Los paseos y brincos en las camas elásticas del paseo marítimo formaban parte de nuestra sana diversión.

!qué divertido era todo!

No es nostalgia lo que hay detrás de tanto sentimiento,  son bonitos recuerdos que hoy han querido venir a mi cabeza, mientras observaba a mis hijas pequeñas saltando sobre las olas igual que yo algún día lo hiciera, ante la atenta mirada de los mayores.


A veces pienso que todo ha cambiado, que pocas cosas son exactamente igual que antes. Todo viene y se va en algún momento, como las olas llegan a la orilla y vuelven a alejarse mar adentro y terminan evaporándose con el sol y forman masas de nubes que de nuevo regresan a nosotros y cobran vida en nuevas olas, objeto de diversión para nuevos y diferentes niños.  Nada es igual, hasta los edificios y las calles han sufrido cambios y rehabilitaciones, las palmeras han crecido y la nueva  ley de costas nos ha privado del placer de tomarnos unas aceitunitas en el chiringuito de la playa,  pero aunque el escenario no sea el mismo, y los personajes vayan cambiando, la esencia de la obra es la misma, la misma trama principal con las pequeñas improvisaciones de sus protagonistas. Supongo que  tan bonita es la niñez de mis hijos como la que yo tuve la suerte de vivir, por más que a veces nos empeñemos en convencernos de lo difícil y malos que son estos tiempos en los que vivimos.


Yo creo que  los ojos de niño saben ver la belleza de las cosas con más pulcritud e inocencia con que la vemos los mayores, por eso, pienso que cuando nuestros hijos, dentro de unos años, escriban las memorias de su infancia como yo estoy haciendo ahora recordarán también lo bonito, lo llamativo, lo que les hizo disfrutar de su niñez, y su escrito podría tal vez convertirse en un copia y pega de este mismo , aunque eso sí, sabe Dios en qué soporte digital les tocará hacerlo.



                                                                                          Pilar.


lunes, 11 de julio de 2011

TARDE TE AMÉ


¡Tarde te amé
Belleza tan antigua y tan nueva,
tarde te amé!

El caso es que tú estabas dentro de mí y yo fuera.
Y fuera te andaba buscando

y, como un engendro de fealdad,
me abalanzaba sobre la belleza de tus criaturas.

Tú estabas conmigo,
pero yo no estaba contigo.

Me tenían prisionero lejos de ti aquellas cosas
que, si no existieran en ti, serían algo inexistente.

Me llamaste
me gritaste,
y desfondaste mi sordera.

Relampagueaste,

resplandeciste,

y tu resplandor disipó mi ceguera

Exhalaste tus perfumes,
respiré hondo,

y suspiro por ti.
Te he paladeado,

y me muero de hambre y de sed.
Me has tocado,

y ardo en deseos de tu paz.

(Confesiones de San Agustín, 10,27,38)

lunes, 4 de julio de 2011

LO QUE SIGNIFICAS


Llegaste por casualidad, sin desearte, sin haber mostrado antes interés por conocerte.
Apenas sabía de tu existencia.
Aún recuerdo el día en que tuve que pensar tu nombre.
Como una creación que surge de la nada, así llegaste tú,  como un viento fuerte que golpea puertas y ventanas. Te adentraste  a lo más profundo de mi ser, queriendo apropiarte de mi intimidad, de mis pensamientos, de esa parte de mí que se resiste  a ser compartida.

Paciente compañero, crítico indiscutible, como un pequeño puzzle de incontables piezas has ido tomando cuerpo y te has convertido, sin quererlo, en indiscreto propagador de mis secretos,  que dejaron ya de serlo desde el día en que te bauticé.
Cuando estoy contigo, mis palabras experimentan  libertad, despliegan sus alas y alzan el vuelo una tras otra,  enlazándose armoniosamente hasta formar  las frases que les den sentido, frases que en un viaje sin fronteras se abrirán camino, hasta dar vida  a mis relatos. 
Exiges de mí seriedad y disciplina.  Impides  que me lance al vacío sin estar, antes , segura  de mí misma,  de mis sentimientos, de mis anécdotas y mis aventuras.

MOMENTOS es tu nombre porque  pequeños momentos llenan la vida que contigo comparto.
Así naciste y así vas creciendo  cultivando  poco a poco nuestra amistad.
(Te lo debía.)

Pilar

sábado, 2 de julio de 2011

COMIENZA MI VERANO


Todavía estoy en esa etapa  en la que las vacaciones escolares me marcan las pautas de mi veraneo.  Mis vacaciones comienzan el día  en que los nuevos uniformes y libros del próximo curso quedan ya vistos para sentencia. Entonces,  y sólo entonces, consigo entrar en estado de relajación.   Me relajo de tal forma que  incluso el zumbido de los coches al circular por la M50 me recuerda el sonido de las olas meciéndose en el mar y anticipo así las vacaciones familiares sin coste añadido.  Es la ventaja de soñar despiertos, recomiendo  a todos este derroche de imaginación.

Me gustan los veranos llenos de contenido.  Me cansa el no hacer nada, el no tener nada en qué pensar, no tener preocupaciones, ni grandes ocupaciones… así que procuro planificarme para aprovechar mejor el tiempo.

El verano es la estación del reencuentro con buenos amigos, tiempo de cenas al aire libre, de gazpachos y salmorejos. Es despliegue de farolillos y velitas encendidas, de música de fondo para ambientar las cenas con un tono nostálgico y cargado de romanticismo.

El verano es el momento de practicar en la cocina platos con nuevos sabores, fresquitos y de buena presencia, sorprender a invitados y sorprenderse uno mismo por la buena mano para la práctica culinaria.

El verano es el momento apropiado para disfrutar con los hijos, para hacer actividades conjuntas, para hacer castillos en la arena, o dejarse empujar en la piscina, para partidas de cartas  o hacer guerras de pistolas de agua, (sin enfadarse).

El verano es tiempo de lectura, de seleccionar los libros que queremos leer y llenarnos de orgullo cuando por fin podemos colocar en la estantería el libro que lleva meses velando nuestro sueño en la mesilla de noche.

El verano es tiempo para Dios, para darle gracias.  Para buscar su rostro  en  las hermosas puestas de sol, y las noches estrelladas. Es tiempo de intimidad, de buscar silencio y soledad y escuchar su voz que nos habla al corazón.

Es tiempo de hacer balance y buenos propósitos, pasear de la mano, disfrutar de un helado.
El verano es todo eso y mucho más y estamos a tiempo de disfrutar de ello.
¡Feliz verano.!

Pilar