Cuando llegué a esta inmensa ciudad donde ahora vivo, me dí cuenta de cuánta soledad habitaba en ella. Restaurantes llenos, vagones del metro a rebosar, grandes almacenes...y yo, sin embargo, echaba de menos que alguien me llamara por mi nombre por la calle, ser alguien en el mercado, tener una historia que contar. Detestaba las conversaciones vacías sobre el tiempo o la enorme circulación del día anterior.
Creo, que esta situación me afectó bastante, pero, como todo, me hizo reflexionar sobre mi actitud con las demás personas, gente que llega nueva a un lugar y necesita abrirse un camino. Descubrí entonces mi llamada a una apertura de corazón, una llamada a estar más atenta a las necesidades de otros, una llamada a la acogida. Se necesita un esfuerzo para darse cuenta de quién nos necesita. Nos acostumbramos a rodearnos de nuestro círculo de amigos que satisfacen nuestros afectos. Tenemos amigos para charlar de cosas serias, amigos para el deporte, amigos que nos escuchan, a quien escuchar y olvidamos que tal vez haya a nuestro alrededor personas que busquen lo que nosotros algún día también estuvimos buscando y nos rodeamos así de una coraza inaccesible.
Me pregunto en ocasiones el por qué de esa actitud de las personas, por qué será que nos cueste tanto compartir lo que tenemos, si nada de lo que poseemos es de nuestra propiedad. Cuántas veces acaparamos las cosas y nos aferramos a ellas con miedo a perderlas cuando lo que estamos haciendo verdaderamente es cerrar puertas a nuevos dones, a nuevos regalos. Hacemos oídos sordos a tantas llamadas que nosotros mismos nos limitamos, impedimos nuestro crecimiento.
Lo curioso es que la mayoría de las veces ni nos damos cuenta de ello, no pensamos en el daño que podemos hacer a otras personas porque simplemente ignoramos que estén ahí delante de nuestra puerta esperando a ser abierta. Por eso, mirar a nuestro alrededor de vez en cuando es bueno para no viciar nuestra mirada siempre hacia nosotros.
Has entrado en un mundo en el que perseverando, llegarás a encontrar eso que tú tanto anhelabas, ser conocida, ser tú misma, tener un nombre y que alguien lo utilice dentro de la inmensidad del anonimato.
ResponderEliminarSuerte!!
Un abrazo