Es cierto que no hay día igual a otro, por mucho que realicemos siempre las mismas actividades y cumplamos fielmente el mismo horario. Sí, cada día trae consigo su propio afán, pero de vez en cuando es bueno inyectar una buena dosis de novedad a esta sana monotonía. Novedad, porque sea diferente a lo que habitualmente acostumbramos a hacer, pero a la vez sencillo, al alcance de nuestras posibilidades. Cuántas veces descubrimos en ocasiones así, nuevas facetas en personas, a quienes tenemos cercanas y que, sin embargo pueden ser para nosotros auténticas desconocidas. A veces, incluso nuestros hijos, nos sorprenden cuando en un ambiente de relajación o diversión compartimos con ellos momentos que a la larga, recordaremos como entrañables.
Después de un fin de semana con mi familia, vuelvo a mis tareas con el espíritu renovado, con el deseo de poder disfrutar a menudo de ocasiones como éstas, cargadas de "novedad."
Pilar.