Descanso para mi cuerpo y mi espíritu es lo que espero encontrar en estos días en los que vuelvo a dejar Madrid para continuar con las vacaciones familiares. Se me hace extraña esta nueva sensación de tranquilidad y pocas prisas después de estos intensos días cargados de emociones fuertes. De camino, vamos dejando atrás autobuses llenos de peregrinos. Es el retorno a la realidad de cada uno, la vuelta a casa.
Me pregunto si los demás sentirán lo mismo que yo siento, si sus corazones andarán agitados como el mío, expectantes a lo que vendrá después. Respondimos a la invitación que se nos hizo, salímos al encuentro del amigo que venía a hablarnos. En un baño de multitudes le dimos la bienvenida, recibimos atentos su mensaje, y dijimos adios a unos inolvidables días con la sensación que queda al despedirse de algo grande. Dejamos el ruido, el calor, la multitud... y mientras todo va quedando atrás, y en mi mente oigo aún el eco de los cánticos y el júbilo en la gran fiesta, mi corazón descansa en una inexplicable sensación de paz. Silencio es lo que ahora busco, para poner nombre a tanto sentimiento, para responder a tanta pregunta que busca salir de dentro.
Me pregunto si los demás sentirán lo mismo que yo siento, si sus corazones andarán agitados como el mío, expectantes a lo que vendrá después. Respondimos a la invitación que se nos hizo, salímos al encuentro del amigo que venía a hablarnos. En un baño de multitudes le dimos la bienvenida, recibimos atentos su mensaje, y dijimos adios a unos inolvidables días con la sensación que queda al despedirse de algo grande. Dejamos el ruido, el calor, la multitud... y mientras todo va quedando atrás, y en mi mente oigo aún el eco de los cánticos y el júbilo en la gran fiesta, mi corazón descansa en una inexplicable sensación de paz. Silencio es lo que ahora busco, para poner nombre a tanto sentimiento, para responder a tanta pregunta que busca salir de dentro.
Silencio, no necesito más, solo silencio.